Es la primera aparición en el mundo social del Ojo del ave. Unos meses atrás eran solo palabras en el medio virtual que trataban de expresar mis pensamientos y vivencias, ahora lo hago público para todo aquel que guste de las palabras y las aves, pueda disfrutar y porque no, criticar este espacio. Cada comentario y aporte serán bienvenidos.

Entrada de la Finca Achira
Mi última visita a Paraguay en enero pasado me llevó a conocer la Finca Achira, de mi amigo  Hugo del Castillo. Ubicada en Loma Grande, Cordillera, la propiedad se extiende en pastizales naturales y bordeado por bosques de galeria. El nombre de Achira es en honor a una planta que tiene las mismas propiedades que el camalote, de filtrar el agua y purificarla, me lo explicó Mónica.

El fin de semana 16 y 17 de enero me recibieron Hugo y Mónica en su casa. Cuando la tarde acababa a lo lejos pude observar a Campylorhamphus trochilirostris, una pareja, era imposible confundirlo por su gran tamaño, luego Hugo me lo confirmó. La noche del 16 escuchamos a Tyto alba y Nyctibius griseus en el jardín de la casa principal. Por la mañana, que para mí comenzó tarde, no registré muchas especies y el calor me impidió caminar lo suficiente para llegar al bosque de galería que presagiaba una lista larga. En esta ocasión les presentaré solo a las más comunes: Myiopsitta monachus, Vanellus chilensis, Progne tapera, Sicalis flaveola y un Phimosus infuscatus en vuelo con una duda de que fuera él. Pero será en otra oportunidad que visitaré con más tiempo ese hermoso lugar.
Phimosus infuscatus en vuelo

Vanellus chilensis
Myiopsitta monachus

Progne tapera

Sicalis flaveola (hembra)

En esta ocasión los mamíferos cuadrúpedos también concentraron mi atención, me deleité dando de comer a los caballos y uno de ellos de color albino se hizo mi amiga. Faltó una fotografía con los anfitriones, para sellar con broche de oro los registros. Todos esos huecos fueron hechos para ser llenados por otras visitas. Muchas gracias por recibirme Hugo y Mónica.
Mariposa posada en eucalipto

Mi amiga, la yegua albina